SITOPIA, LOS HUERTOS URBANOS QUE BUSCAN CREAR UNA CIUDAD AUTOSUFICIENTE.

En la azotea de Casa Basalta, se encuentra escondido Sitopia, un oasis dentro de la ciudad que tiene como objetivo incentivar a las personas a cultivar y cosechar sus propias frutas y verduras y consumir alimento vivo todos los días. Platicamos con Scarlet, la fundadora de este proyecto para entender y aprender sobre los huertos y los ecosistemas que se crean dentro de ellos.

Conoce más:
@sitopia.mx

¿CÓMO Y CUÁNDO INICIÓ ESTE PROYECTO?

Hace aproximadamente 5 años, yo tenía un desorden alimenticio muy fuerte y necesitaba sanar mi alimentación, probé muchas dietas, la de cero carbohidratos, la de pura proteína, en fin…

Eventualmente, al conocer un poco más de las industrias alimentarias, me volví vegana y a partir de ese momento, comencé a preguntarme de dónde venían todas las verduras que estaban en mi plato.

Eventualmente, al conocer un poco más de las industrias alimentarias, me volví vegana y a partir de ese momento, comencé a preguntarme de dónde venían todas las verduras que estaban en mi plato.

Cuando descubrí que había un abismo entre el origen del alimento y el consumidor, me di cuenta que esa podría ser una de las razones de mi desequilibrio y desconexión con la comida y decidí empezar a cultivar mi alimento. Fui a California a conseguir unas semillas y al regresar a México, construí un huerto y empecé a cultivar.

Poco a poco fui aprendiendo, tomé clases con un biólogo que me enseñó sobre agricultura orgánica, me enamoré del cultivo y así nació Sitopia. Empecé a dar talleres de agricultura y hoy en día ya hemos instalado más de 150 huertos en la Ciudad de México.

¿CUÁL FUE O ES EL MAYOR RETO CON EL QUE ESTE PROYECTO SE HA ENFRENTADO?

Cuando llega una nueva práctica a la vida de las personas, creo que es importante tener apertura. Hay muchas personas que no creen que el alimento se puede cultivar dentro de la ciudad, siempre hay muchos peros y creencias que se deben desenredar. Entonces, ese es el mayor reto, enamorar a la gente de los huertos, del alimento recién salido de la tierra y de su sabor. Una vez que eso sucede, esas creencias iniciales se van diluyendo y ahora cada vez hay más personas que se comprometen a cultivar y que si piensan que vale la pena invertir energía y tiempo en tener un huerto en casa.

¿DE QUÉ MANERA CREES QUE ESTE PROYECTO IMPACTA AL BARRIO DE LA ROMA?

Este proyecto impacta a cualquier persona que venga y vea la tierra, las mariposas y los abejorros porque esto es un oasis dentro de la ciudad, al llegar al huerto se te olvidan todas las historias.

Realmente, para mí, llegar al huerto, regar, observar las plantas, cosechar algo y comérmelo, es el paraíso. Creo que tener un huerto en cualquier barrio, además de generar comunidad, es una propuesta de mucho valor porque ancla a las personas en el momento presente y les da un espacio de relajación y conexión con la naturaleza.

¿NOS PODRÍAS PLATICAR UN POCO SOBRE EL PROCESO BÁSICO PARA CONSTRUIR UN HUERTO?

Se dice que las plantas necesitan de dos fuerzas esenciales para poder crecer.

En el taoísmo se habla del Yin y el Yang y aquí también los integramos porque el Yin es la madre tierra, el vientre materno y el Yang es el sol. Por lo tanto, primero tienes que tener esas dos fuerzas vitales para que una planta se desarrolle y posteriormente empezar a crear un ecosistema.

Nosotros decimos que no creamos huertos, sino creamos ecosistemas y esto es porque, para cultivar orgánico, se necesita que existan plantas que cohabiten y se ayuden a crecer unas con otras, es decir una colaboración para que funcione solo. Si no es así, entonces hay que estar metiendo fertilizantes, plaguicidas, herbicidas, y todos los “idas” que hoy en día nos comemos sin darnos cuenta. Para eso, se deben tener plantas de distintas familias, por ejemplo, en un huerto ponemos, jitomates, calabazas, pepinos, lechugas, flores para atraer polinizadores e insectos benéficos que se coman las plagas, hierbas aromáticas que repelan, leguminosas que fijan nitrógeno, que sean los fertilizantes. De esta manera, vamos creando un ecosistema que funciona solo.

¿CUÁL ES TU PARTE FAVORITA DE CREAR ECOSISTEMAS?

Venir a jugar al huerto, venir a observar las plantas, a regar, sin ninguna meta específica.

Cuando esto se convierte en tu trabajo e instalas huertos y estás continuamente trabajando por una meta, se pierde un poco la calidad del momento presente. Cuando tengo tiempo de venir al huerto a fluir, a observar, investigar y explorar, es un momento exquisito para mí.

¿HAY ALGÚN SECRETO PARA QUE UN HUERTO SE DESARROLLE TAN BIEN COMO EL DE SITOPIA?

Además de los dos polos imprescindibles para cualquier ser vivo, creo que soltar.

Estamos muy acostumbrados a que todo esté perfecto, te puedes dar cuenta que el huerto de Sitopia es un cultivo orgánico. Por ejemplo, no propiciamos que los frutos estén grandes, dejamos que suceda solo y cuando dejas que esto pase tienes que enamorarte de la imperfección porque no todo es perfecto, no todo está en su lugar. Las plantas van tomando su ciclo, su ritmo y hay que respetarlo.

Para mí, es un trabajo diario venir a aceptar, soltar y dejar que suceda.

¿CÓMO DESCRIBIRÍAS A LA COMUNIDAD QUE CONFORMA ESTE PROYECTO?

Tenemos de todo, pero el hilo conductor es que son personas que están interesadas en una conexión más allá de lo superficial, que están buscando una conexión con la naturaleza y cuidarla. Son personas que se han dado cuenta que no son individuos, que estamos unidos, que somos uno solo y que si yo le doy al otro, si yo invierto en cultivar entonces me estoy cultivando a mí mismo.

¿SI ESTE PROYECTO FUERA UN PERSONAJE, QUIÉN SERÍA?

El personaje de Sitopia es la Madre Tierra. Puedes llamarlo Madre Tierra, Pachamama, Tonantzin, La Virgen María, es la madre. Yo todos los días siento que este es un proyecto que simplemente se está canalizando a través de los que participamos en Sitopia, pero es algo que se tiene que hacer y la fuerza para seguir y continuar, nos la da la tierra.

¿CUÁL ES EL OBJETO MÁS EMBLEMÁTICO DE ESTE PROYECTO?

Son las lombrices, pueden preguntarse el por qué o les puede parecer raro, pero las lombrices son el intestino de la tierra y de ahí se genera la vida. Tenemos muchas creencias que las lombrices están sucias, que huelen feo, que viven en la mugre y la realidad es que ellas son el intestino de la tierra, ellas transforman la materia y eso es el alimento para que se genere más vida, entonces las lombrices son un elemento esencial para Sitopia y cualquier huerto.

¿CUÁL ES TU PROYECTO FAVORITO DE CASA BASALTA Y POR QUÉ?

La Casa del Dharma porque yo soy una buscadora de la consciencia en todo lo que hago. Yo creo que todo lo que hacemos, incluyendo la agricultura, son herramientas para conectarnos con nuestra verdadera naturaleza. La meditación ha sido vital para mí, entonces que haya una sala de meditación aquí adentro y que vengan seres tan poderosos a impartir el conocimiento de la vida, es mágico.

¿CUÁL ES TU RINCÓN FAVORITO DE LA CASA?

En las escaleras de espiral, a una cierta hora, hay un cristal que cuando el sol está reflejado, genera un prisma y se ve un arcoíris en las escaleras. Cuando voy bajando y veo ese arcoíris, me gusta, es muy bonito.